Es difícil estar bien cuando estas pasando por un mal momento, pero nosotros elegimos, sí tirarnos al suelo y quedarnos ahí o levantarnos, cada quien elige la actitud que quiera tener ante las adversidades que te da la vida.
Uno puede caer, una, dos, tres, veinte veces...
Pero el amor a estos colores, a esta institución, implica volver a empezar. Siempre se puede volver a empezar.
Y así lo hicimos hace 4 años, cuando un pequeño grupo de personas, decidieron que no podían concebir la vida, sin estos colores, sin el Salus dentro de una cancha de fútbol. Y aquí estamos.
Volvimos a empezar, luego de estar casi 11 años sin existir literalmente.
Nos duele percibir el "derrotismo" entre nuestros hinchas, entre los más allegados al club.
Pero nadie tiene la receta del triunfo, del camino a la gloria sin tropiezos, de la plena felicidad.
Somos libres de elegir y de sentir felicidad de poder hacer lo que nos gusta, trabajar por nuestro querido club y mantenerlo vivo, aunque muchas veces en el CTI.
Es fácil deshacer una institución, dejar que la llama de la pasión se apague, no es lo mismo reconstruirlo; y es muy difícil lograr mantener esa llama encendida.
El camino es largo y sin duda que uno aprende más de la adversidad, del dolor, de las derrotas, que de la bonanza o el éxito tan buscado.
Hoy, nos cuesta mucho levantar la cabeza y encontrar una respuesta, pero el solo hecho de pensar y recordar a aquellos que ya no están entre nosotros y que llevaron a nuestro Salus a lo más alto, nos compromete a seguir trabajando.
Hoy nos toca, empujar, empujar y empujar, para sacar las cuatro ruedas de este pantano, mañana le tocará a otros, solo espero que esto sirva de ejemplo, para las nuevas generaciones que algún día comprenderán lo que sentimos por el Salus.